Recientemente, estuve leyendo el análisis de Joe Schmid en Prosblogion ("On Feser's Argument for the Act-Potency Distinction") del argumento de la distinción acto-potencia de Edward Feser (en Scholastic Metaphysics). El argumento de Feser, tal como lo formula Schmid, va de esta manera:

    1. Si hay cambio, entonces si no hay distinción entre acto y potencia, entonces el ser surge del no-ser.
    2. Hay cambio.
    3. El ser no puede surgir del no-ser.
    4. Por tanto, hay una distinción entre acto y potencia.

 Como primera apreciación, la primera premisa me parece un tanto «extraña». A mi parecer (y esto es solo mi parecer) quedaría mejor reescrita de esta forma:

    1*. Si no hay cambio, entonces no hay distinción entre acto y potencia.

Pero esto implica agregar una premisa más al argumento para que este sea válido:

    2*. Si no hay distinción entre acto y potencia, entonces el ser surge del no-ser.

Por lo cual, nos quedaría el siguiente argumento con una premisa añadida:

    1*. Si no hay cambio, entonces no hay distinción entre acto y potencia.
    2*. Si no hay distinción entre acto y potencia, entonces el ser surge del no-ser.
    3. El ser no puede surgir del no-ser.
    4. Por tanto, hay una distinción entre acto y potencia.
    5. En consecuencia, hay cambio.

En esencia, es el mismo argumento que trata Joe a lo largo de su artículo. Así que lo usaré para mis propósitos. 

Joe nota tres problemas con este argumento: (i) depende de si el eternalismo o presentismo son verdaderos; (ii) el argumento de Feser no parece resolver el problema planteado por Parménides (el cual es el problema que intenta resolver); (iii) se supone en el argumento un pluralismo ontológico ─que es, según Schmid, problemático para muchos «filósofos competentes» (able philosophers). Me centraré en el segundo, pero téngase en cuenta que el primer problema posibilita la segunda, en tanto que son explicaciones del cambio independientes de la distinción acto-potencia. Su análisis parte de eso.

Este segundo problema muestra que «el propio análisis de Feser está comprometido a la misma cosa que supuestamente es problemática en mi análisis» (... Feser’s own analysis is committed to the very thing that is allegedly problematic about my analysis). Esto es, la negación del enunciado que busca afirmar, a saber, el ser no surge del no-ser (afirmativamente sería: el ser surge del no-ser). Este último enunciado afirmativo se entiende en nuestro contexto como «x no existió en t-1, pero x existe en t». Entonces, el argumento de Parménides en contra del cambio tendría como conclusión que, de ser posible el cambio, implicaría que x no existió en t-1, pero que x pueda existir en t; en otras palabras, implica la afirmación del enunciado. Para resolver el problema planteado por Parménides, se tiene que negar dicho enunciado, es decir, el ser no surge del no-ser.

El análisis de Joe consiste en tres cosas: (i) que hay cambio, (ii) no hay problema con afirmar que el ser surge del no-ser y (iii) el cambio no implica un paso de la potencia al acto. Tal como lo ve Joe, su propio análisis no es problemático, en tanto que x no «surge del no-ser» entendido como «surgir sin causa e inexplicablemente». En efecto, x surge causalmente de algo previo, de una causa previa. x es causalmente producido o destruido, dependiendo del caso. Si hablamos de «surgir de la nada», se estará entendiendo por esto como «x no existía previamente, pero ahora x existe». Todo esto sin apelar a la distinción acto-potencia: el cambio sería posible aun si dicha distinción fuese irreal. Por tanto, su análisis consiste en la negación de (2*) y (3), pero la conclusión se mantendría.

Según Schmid, Feser no resuelve el problema porque afirma lo que pretender negar. En el análisis de Feser, hay dos modos de ser, el ser en acto y el ser en potencia, pero el primero es el «ser relevante». En el tiempo t-1, el ser en acto no existe, pero en el tiempo t existe. Por ejemplo, supongamos que una taza de café pasa de estar caliente (en t-1) a frío (en t). El frío «presente» de t del café no existe en t-1, pero llegó a existir después (en t). Así pues, en el análisis de Feser no se está negando que el ser surge del no-ser (en el sentido de nuestro contexto) y, en consecuencia, no resuelve el problema.

Ahora bien, siento que hay problemas con el análisis en general de Joe. Primero, se puede decir que el enunciado, el ser surge del no-ser entendido como «x no existía en t-1, pero existe en t», presupone el ser en potencia. Dado que no se está hablando del no-ser como la nada, se está hablando de «algo que es»: el no-ser, en realidad, sería un ser. Que x no existía en t-1, pero que en t sí, se puede interpretar como «x existía potencialmente en t-1, pero existe en acto en t». Claro, «x en acto» no existía en t-1, pero existía en potencia en ese tiempo; esto es, el modo de ser de x es distinto en dos instantes de tiempo diferentes. Un modo de ser «no es» en t-1 pero el otro sí (x en acto y x en potencia, respectivamente), y un modo de ser «es» en t pero el otro no (x en acto y x en potencia, respectivamente).

Ciertamente, esto no constituye un problema, como acertadamente dice Joe, pero lo que estoy queriendo decir es que el cambio implica un paso de la potencia al acto: esto es lo que se presupone. Si estamos diciendo de entrada que x no existía (de forma no-absoluta, en cuanto que tiene causa previa) pero que en otro tiempo existe (causalmente originado), para Feser no habría ningún problema el decir que x existía en potencia (mas no existía en acto) y ahora existe en acto; la potencia es reducida al acto. En tanto que no está hablando de un no-ser absoluto, no hay problema alguno en decir que se está presuponiendo una distinción acto-potencial. No nos estamos, pues, deshaciéndonos de tal distinción al simplemente decir que «x no existía en t-1, pero existe en t». Se tendría que demostrar efectivamente que, en primer lugar, la distinción es innecesaria para explicar el cambio y, en segundo lugar, cómo es posible el cambio sin tal distinción (suponiendo que ambas cosas son, más o menos, diferentes).

Si se quiere decir propiamente que «x no existía en t-1, pero existe en t», se tendría que afirmar de forma absoluta: que x salió realmente del no-ser. Por si no quedó claro: el no-ser entendido como la nada, como «vacío ontológico». Y afirmar esto es, a priori, rotundamente absurdo, pues para sostenerlo tendríamos que afirmar que algo salió de la nada, lo cual rompe claramente con el principio ex nihilo nihil fit. Schmid no llegaría a tomar esta posición, pero si tiene el fin de evitar que se presuponga que «x existía en t-1» quiere decir que «x existía potencialmente en t-1» (lo cual sostendría, al parecer, Feser), tiene que (o eso parece) negar que sale de algo previo.     

Ahora bien, ¿todo esto que dije acaso no niega o contradice la premisa (3)? No, porque, de nuevo, no estamos hablando de un no-ser absoluto. Esto me parece el segundo problema del análisis: el sentido de no-ser propuesto por Joe no corresponde al contexto dialéctico del problema. En efecto, la imposibilidad que plantea Parménides es la del cambio, entendido como el ser surge de la nada. En palabras del propio Parménides: 
... No «fue una vez», ni «será», pues ahora es todo a la vez, uno, continuo. Pues, ¿qué origen le buscarías? ¿Cómo y de qué habría crecido? Pues «de lo que no es» no te dejaré decirlo ni concebirlo, pues no cabe decir ni concebir que no es. ¿Y qué necesidad lo habría impulsado a crearse antes o después, originado de la nada? (Poema, 5-10)

De lo que él está hablando es de un no-ser absoluto, la nada misma, no del no-ser entendido como «x existía en t-1», de algo previo. Y lo que busca Aristóteles como Feser es resolver dicha aporía: cómo es posible el cambio si se entiende como un paso de la nada al ser. Ellos niegan que el cambio implique tal cosa; lo que verdaderamente implica el cambio es un paso del ser al ser, entendido como dos modos de ser distintos. No veo una justificación alguna para entender tal como entiende Schmid por «no-ser» en nuestro contexto. 

En este sentido, el argumento de Feser sí que resuelve el problema de Parménides: se mantiene intacto el principio ex nihilo nihil fit y se afirma la existencia del cambio. Al no haber (de momento) otra explicación del cambio, este implica una distinción entre acto y potencia, pues el cambio no es más que un paso de uno al otro. Es decir, se afirma (1*); si no hubiere cambio, no habría tal distinción en los entes. Negar (2*) implicaría negar a su vez que el ser surge del no-ser, en tanto que (mientras no haya otra explicación del cambio) el cambio ya no es un movimiento de un modo de ser a otro, sino del no-ser al ser. Si el cambio ya no se da en el «campo del ser», entonces irremediablemente implica un movimiento del no-ser al ser. Como negar (3) es absurdo, se sigue (4) por (2*). Parece, entonces, que el argumento de Feser no es inválido. 

 En conclusión, pienso que el análisis de Joe no es totalmente correcto. Primero, aun afirmando el no-ser y el cambio tal como él lo entiende, no nos deshacemos de la distinción acto-potencia, y, segundo, no hay justificación (que yo conozca) para entender el no-ser tal como él lo entiende. En suma, el argumento de Feser no falla en resolver el problema de Parménides. No obstante, no queda cerrada la posibilidad de otras explicaciones bajo el eternalismo o presentismo que no requieran de tal distinción.