En nuestra cotidianeidad, usamos la palabra lógica para referirnos a lo que expresa coherencia, orden, y concordancia. Podemos decir que esto corresponde a una lógica natural o espontánea, lógica bajo la cual nos movemos usualmente. Pero hay una lógica científica. La primera es una actitud que todo ser humano en cuanto ser racional posee; en efecto, la razón humana sigue un orden en todos sus actos, porque en cualquier actividad humana la razón impone un ordenamiento.
Por ello, la lógica natural supone un orden que la razón humana sigue en la consecución de ciertos fines propuestos, especialmente el referido al conocimiento de la verdad, que es el fin principal de la lógica per se. Es un «modo de discurrir adecuado a nuestra inteligencia y a la realidad de las cosas, que se adquiere espontáneamente, por el uso natural de nuestra razón», como dice Sanguineti (2000, p. 17).
Esta actitud natural es perfectible, es capaz de perfeccionamiento. El estudio de la lógica científica tiene, por objetivo, un progreso en tal actitud innata de razonar. Posibilita un pensamiento más ordenado, riguroso, y congruente. La lógica científica es tanto una teoría y una técnica o arte. Detengámonos un poco en esto.
Gutiérrez Sáenz (2006) menciona que es un conjunto de conocimientos teóricos que están enlazados de forma rigurosa, cuyo fin es perfeccionar la actitud lógica natural (p. 12). Estos conocimientos no son en torno a lo corpóreo, a lo vivo, o a lo material, sino al pensamiento o idea. En efecto, la palabra lógica viene de la palabra griega logos, la cual, según Gutiérrez Sáenz, significa pensamiento, idea, o espíritu (p. 13).
Sanguineti (2000), por su parte, comenta que, en tanto que ciencia, la lógica estudia la manera en que el ser humano piensa; es decir, se ocupa de los actos del pensamiento en tanto ordenados en la consecución del conocimiento de la realidad. El mundo del pensamiento es complejo, pues abarca ideas, juicios, raciocinios, etc. Profundiza la lógica en «el conjunto de relaciones que se producen en nuestro pensamiento al conocer las cosas: relaciones entre los conceptos o con la misma realidad». En suma, se ocupa de lo que Sanguineti llama propiedades lógicas de las cosas, propiedades que sólo existen en nuestra mente o conocimiento y no en las cosas (p. 20). Estas propiedades son llamadas (de forma tradicional) como segundas intenciones.
Pero es también un arte. Así entendida, la lógica es vista como una habilidad, cuyo fin es el mejoramiento del discurrir o pensar. Permite pensar con mayor corrección y orden. La lógica, en este sentido, es también un instrumento científico, esto es, es aquella habilidad necesaria para la práctica de las ciencias. Es tanto un instrumento científico como práctico, porque su fin es ayudar al hombre a pensar correcta y ordenadamente. Es, entonces, una técnica, ya que supone un conjunto de procedimientos rigurosos para potenciar la actitud natural discursiva.
De este modo, podemos definir esta ciencia como la ciencia de los pensamientos y de la razón. Pero esta definición nominal no es totalmente suficiente para establecer lo que la lógica, en tanto que ciencia, es. Por ello, determinaremos explícitamente la definición real de lógica. Como se mencionó, la lógica es una ciencia, por tanto, es un conocimiento cierto de algo mediante sus causas (de acuerdo con la noción aristotélico-escolástica de ciencia). Entonces, a la lógica le compete las características del conocimiento científico, la firmeza y seguridad de tal conocimiento.
Al ser una ciencia, tiene un objeto de estudio. Dijimos ya que son los pensamientos (o también actos de la razón), pero otras ciencias también estudian tales, como lo es la psicología. Aquí es cuando distinguimos entre el objeto material y el objeto formal de una ciencia. El objeto material es, entonces, los pensamientos, pero el modo o respecto (i.e., objeto formal) en que aborda los mismos es, según Gutiérrez Sáenz, en cuanto formas mentales. Este autor entiende por esto el orden de los pensamientos; por tanto, la lógica estudia el orden, concatenación, o ilación de los pensamientos en la mente.
Se distinguen tres clases de formas mentales o los actos bajo los cuales la razón procede de forma discursiva: la idea, el juicio, y el raciocinio. Pero falta añadir a esta definición el fin del estudio de la lógica, a saber: facilitar el raciocinio correcto y verdadero. Es por esta razón que se estudia la lógica, como dijimos; para realizar razonamientos que sean coherentes y ordenados, y, de forma ideal, verdaderos. Esto nos lo brinda la lógica.
Entonces, la definición real de lógica es, de acuerdo con Gutiérrez Sáenz, la ciencia que estudia los pensamientos en cuanto a sus formas mentales para facilitar el raciocinio correcto y verdadero. Esta definición es, en cierto modo, una paráfrasis de la definición escolástica: la ciencia de los actos de la razón en orden a conseguir la verdad. Notemos que entre las formas del pensamiento, o actos de la razón, el raciocinio es el que sobresale entre las demás, en tanto que la idea y el juicio se estudian en función del raciocinio, y este es el que nos permite obtener nuevo conocimiento con base en lo ya sabido.
Conclusión
La lógica, pues, es tanto una actitud natural como una ciencia que potencia tal actitud, además de ser simultáneamente un arte y una técnica. La lógica científica se ocupa de los pensamientos o actos de la razón, en tanto que ordenados para la obtención de la verdad o conocimiento de lo real. Además, su estudio brinda la habilidad necesaria para pensar con orden y de forma adecuada, tanto en la cotidianeidad como en el quehacer científico. De este modo, la lógica no es más que un instrumento que tiene por objetivo fundamental alcanzar la verdad, esto mediante el estudio de las formas en que los pensamientos se hilan para obtenerla.
Referencias
Gutiérrez Sáenz, R. (2006). Introducción a la lógica (Novena ed.). Editorial Esfinge.
Sanguineti, J. J. (2000). Lógica (Quinta ed.). Ediciones Universidad de Navarra.
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