Otro problema, tal vez el principal, es aquel que señaló el Filósofo en su
tiempo respecto a la premisa primera:
Aristóteles consideró esto un error, pues el cambio no implica que algo
salga de la nada. Por seguir el ejemplo del café, es cierto que, si el café
está caliente, su frialdad no está presente actualmente, pero esta
está ahí potencialmente, mientras que, por otra parte, no están en el
café otras potencialidades, como, por ejemplo, convertirse en petróleo con
el paso del tiempo o convertirse en un carro; el café tiene la potencialidad
de enfriarse con el tiempo, su frialdad está en potencia. Que tenga estas
potencialidades, pero carezca de otras, muestra que su frialdad no es
exactamente nada, su frialdad es, aunque no sea de forma actual; sus
potencialidades están fundamentadas en su misma actualidad. Esto es, el café
no podría volverse frío si el café no estuviese en acto y si este no
estuviese caliente en acto.
Para el Filósofo, el cambio implica la actualización de una potencia. El
café tiene la potencia de enfriarse, y, tras estar un tiempo sobre la mesa,
esta potencia es actualizada (digamos) por la temperatura del ambiente. Esta
potencia no sale de la nada, pues la potencia es algo (i.e. no es nada), es
algo que existe en el objeto de una manera diferente (potencialmente).
Sin embargo, en la historia de la filosofía existe la posición contraria a
la de Parménides, a saber, la posición de los heraclíteos: «todo cambia y
nada es permanente». Los seguidores de Heráclito pensaban que la permanencia
no existe, todo está en constante cambio. El seguidor de Heráclito más
acérrimo fue Crátilo. Si Heráclito decía que no te puedes bañar dos veces en
un mismo río, Crátilo postulaba que no te puedes bañar ni una sola vez en el
mismo, pues ya no serías ni el mismo individuo, ni el mismo río. No
obstante, esto nos lleva a un problema parecido al de la tesis parmenídea, a
saber: si esta tesis fuera verdad, y la persona que empezara el argumento no
fuera la misma que llega a la conclusión, ¿esa persona estaría justificada
en sostenerla? No, pues la persona que llegó a la conclusión no sería la
misma persona que razonó las premisas (de cualquier argumento que intente
defender esta tesis). Esa misma persona nunca llega realmente
a una conclusión, no llega a inferir nada; mientras que la persona que
llega a la conclusión no tiene razones para sustentarla; vaya, es un
sinsentido.
Desde esta perspectiva, ocurre que, si cada potencia se uniera con otra sin
realmente nunca llegar a ser algo, pero si no hay nada en sí (algo que
permanezca) que establezca las potencialidades cuando las cosas cambian, no
habría cambio. Por lo tanto, esta tesis está en contra de la existencia de
sujetos permanentes que puedan razonar esta posición, pero como tales
sujetos existen, se concluye que la tesis es falsa.
El problema con estas dos tesis (Parménides y Heráclito), es que ambos
aceptan una cosa, pero niegan otra. Parménides acepta lo actual, pero niega
lo potencial y por eso no puede explicar el cambio. Heráclito, en cambio,
niega la actualidad, pero acepta la potencialidad, y por eso falla en
explicar la permanencia que se ve en el mundo. Por tal motivo, la solución a
la que llegó el Filósofo es que el cambio implica
una actualización de la potencia al acto.
Para concluir, véase este argumento que resume la defensa de esta
premisa:
-
P1-. El cambio y la permanencia solo pueden ser rasgos reales del
mundo si hay distinción entre ser en acto y en potencia.
-
P2-. Hay distinción entre ser en acto y ser en potencia en
las cosas.
-
C-. Por lo tanto, el cambio y la permanencia son rasgos
reales del mundo que no pueden ser negados coherentemente.2
P2-.
Todo lo que va de la potencia al acto es actualizado por algo que
ya está en acto
El cambio es la actualización de una potencia. Únicamente lo que es
actual puede actualizar algo. En concreto, lo potencial no puede
actualizarse a sí mismo. Solo algo que sea actual puede hacer tal
cosa. En general, ninguna potencia puede ser actualizada si no es
por algo que ya sea actual. Así, todo cambio requiere algún tipo de
actualizador. Ofreceremos el siguiente argumento para reforzar esta
premisa:
Argumento aristotélico a favor de P2:
-
AC1-. Lo que se mueve a sí mismo [LMAM] se mueve
inmediatamente, por lo cual el reposo de una de sus partes implica el
reposo del todo.
-
Explicación: dado que lo que se mueve así mismo en razón
de toda ella lo hace de forma inmediata, sin depender de sus partes,
el cese del movimiento de alguna de sus partes entrañaría el reposo
del todo. Es decir, cualquiera cosa que se mueva por sí misma,
y no por una de sus partes, debe estar toda en movimiento o nada de
él en movimiento, según sea el caso. Pues si no fuese así, ya no
sería él mismo el que estuviera en sí el movimiento, sino él en la
medida en que lo derive una de sus partes. Como la oreja de un gato
se mueve en la medida en que se muevan sus piernas.
-
AC2-. Nada de aquello, cuyo reposo depende del reposo de
otro, se mueve a sí mismo.
-
Explicación: entendiendo reposo como lo contrario al
movimiento, si una cosa se mantiene en reposo gracias al reposo de
otro, esta ya no se movería así misma, ya que esta dejaría de
moverse en la medida en que otra cosa deje de moverse (es decir, su
movimiento depende de otro).
Estructura del argumento:
-
A1-. Todo lo que se mueve está constituido por partes (es
decir, compuesto).
-
A2-. Si algo es compuesto, el reposo de una de sus partes
depende del reposo de las otras.
-
A3-. LMAM es compuesto (por A1 y por la propia
definición de LMAM).
-
A4-. El reposo de una de las partes de LMAM depende del
reposo de las otras (por A2).
-
A5-. Entonces, LMAM no se mueve realmente a sí mismo (por
AC2).
-
C-. Y puesto que lo que se establecía como moviéndose así mismo
no se mueve a sí mismo, es absolutamente necesario que todo lo que se
mueve sea movido por otro.
Por reducción al absurdo se demuestra que ningún ente puede moverse a sí
mismo en tanto que, si hubiere uno que lo hiciese, implicaría una
contradicción. Esto queda más claro con lo siguiente.
Este argumento supone tres hipótesis:
-
Para que una cosa se mueva a sí mismo es preciso que tenga en sí el
principio del movimiento, si no, no sería movido por alguna otra cosa.
-
Explicación: esto quiere decir que, si algo tuviera en sí el principio del movimiento, dicha cosa no sería movida por otra cosa porque,
si tiene el principio del movimiento derivado de otro, no se podría
mover a sí mismo. Esto último tiene que ser sí o sí aceptado por la
persona que intenta refutar la tesis de que todo lo que se mueve es movido por otro (porque justamente sostiene la tesis contraria, a saber, no todo lo que se mueve es movido por otro, o algún ente se mueve por sí mismo).
-
Lo que se mueve a sí mismo, se mueve en razón de toda ella y no por
razón de sus partes.
-
Explicación: lo que se mueve en razón de toda ella ha de ser
indivisible y, por tanto, ha moverse en razón de toda
ella. Esto es así porque se movería en razón de sus partes
si no fuese indivisible, es decir, estaría derivando su principio de
cambio de algo más. Lo indivisible tiene en sí el principio del
movimiento en tanto que no deriva dicho principio de nada más.
Básicamente hay dos opciones: (i) es indivisible, ergo, tiene
en sí el principio del movimiento; (ii) es divisible, ergo,
no tiene en sí el principio del movimiento.
-
Esta cosa es divisible y posee partes, ya que todo lo que se mueve es
divisible.
-
Explicación: esta tercera hipótesis contradice a la segunda
porque aquella plantea que esta cosa que tiene en sí el principio
del movimiento es indivisible, mientras que esta plantea lo
contrario, que es divisible. Básicamente, el razonamiento es el
siguiente: lo que se mueve por sí mismo (o lo que tiene en sí el
principio del movimiento) es indivisible; pero todo lo que se mueve
es divisible; lo que se mueve por sí mismo efectivamente se mueve;
por lo tanto, es divisible y posee partes. Si es divisible, no puede
moverse a sí mismo. Así, lo que se mueve a sí mismo no se mueve a sí
mismo, y caemos en una contradicción.
P3-.
La existencia de toda sustancia compuesta de acto y potencia es,
en cada instante, reducida de la potencia al acto por un
actualizador A
Edward Feser (2021b, pp. 21-22) da la siguiente justificación para esta
premisa:
Volvamos al café que está en la taza. Por obvio que sea, sólo puede
enfriarse, o ser sostenido por la mesa, si existe; un café no-existente
no puede hacer ninguna de las dos cosas, o nada en absoluto. Ahora, ¿qué
hace que el café exista? Es obvio que alguien lo hizo vertiendo agua
caliente a través de granos de café, pero eso no es lo que estoy
preguntando. Me refiero a qué hace que el café exista
aquí y ahora
y en todo momento particular en el que existe. ¿Qué lo
mantiene en la existencia? Por un lado, el café existirá sólo en
la medida en que exista el agua que lo compone, así que para simplificar
las cosas fijémonos sólo en eso. ¿Qué mantiene el agua en la existencia
en cada momento particular? Al fin y al cabo, dada la química del agua,
la materia que la forma también tiene la potencia de existir como
cantidades distintas de oxígeno e hidrógeno. Pero ésa no es la potencia
que está siendo actualizada ahora mismo, sino la potencia de esa
materia para existir como agua. ¿Por qué? No nos sirve responder
que tal y tal proceso ocurrió en tal momento del pasado de manera que se
combinó el hidrógeno y el oxígeno justo del modo correcto. Eso nos
explica cómo el agua llegó aquí, pero no estamos preguntando eso…
Estamos preguntando, de nuevo, qué mantiene el agua en la
existencia en cualquier instante en el que de hecho existe.
En efecto, la potencia de la cual se está hablando aquí es la potencia de
existir del agua, y no tanto la disposición de los materiales
constituyentes y/o del modo en que estos dieron lugar al agua. Es una
potencia mucho más «profunda», digamos.
La justificación para esta premisa es que las cosas no existen de forma
necesaria, es decir, pueden existir como no existir. Pero si
existen es por una razón o causa. No obstante, no solo
estamos hablando de la causa de la existencia de las cosas
en algún momento del tiempo, sino de la causa de la existencia
actual (es decir, «presente») de estas. Pero, ¿por
qué? ¿Acaso las cosas no pueden mantenerse en la existencia por sí
solas? ¿Por qué requieren de una causa?
A la tesis que mantiene lo contrario a lo que se está diciendo se le llama
en filosofía inercia existencial. Básicamente postula esto:
«El mundo de las cosas contingentes, una vez que existe, tiende a
continuar en la existencia por sí mismo hasta que algo actúe positivamente
para destruirlo. Por lo tanto, no tiene necesidad de ser conservado en el
ser por Dios»3 (Feser, 2015a, pp. 85-86).
Desde una metafísica de corte aristotélico, las sustancias compuestas de
forma y materia simplemente no pueden perdurar en la existencia en virtud
de sus principios metafísicos básicos. Por ejemplo, Feser (2015b, pp.
64-65) formula el siguiente argumento en base a la composición
forma-materia de las sustancias materiales:
- Una causa no puede dar lo que no tiene para dar.
-
Una sustancia material es un compuesto de materia prima y forma
sustancial.
-
Algo tiene inercia existencial si y solo si esto tiene en sí mismo una
tendencia a perdurar en la existencia una vez que existe.
-
Pero la materia prima por sí misma y separada de la forma sustancial es
pura potencia, y, por lo tanto, no tiene en sí ninguna tendencia a
perdurar en la existencia.
-
La forma sustancial de una cosa material por sí misma y separada de la
materia prima es solo una abstracción, y, por lo tanto, no tiene tampoco
en sí ninguna tendencia a perdurar en la existencia.
-
Entonces, ni la materia prima como la causa material de una sustancia
material, ni la forma sustancial como su causa formal, pueden impartir a
la sustancia material a la cual componen una tendencia a perdurar en la
existencia.
-
Pero no hay otros principios internos de los cuales una sustancia pueda
derivar tal tendencia.
-
Por tanto, ninguna sustancia material tiene en sí la tendencia a
perdurar en la existencia una vez que existe.
-
En consecuencia, ninguna sustancia material tiene inercia existencial.
Como ninguna sustancia material puede dar lo que no tiene, ninguna sustancia
material (las cuales son causadas por otras) puede existir una vez que esta
existe.
Otra forma de argumentar a favor de esta tesis es desde las series
jerárquicas, las cuales veremos dentro de unos instantes. Véase esto:
si las causas segundas en dichas series dependen de otra causa en el
presente, entonces las causas segundas no pueden «ser» sin esa causa. Si
estamos hablando ahora de la existencia de las causas segundas, su
existencia depende de otra causa en el presente en tanto que su existencia
es meramente potencial4.
Como dijimos, no hay nada en las sustancias materiales que pueda dar
cuenta de esto, de su supuesta inercia existencial, por dos motivos:
(i) los principios metafísicos de las sustancias no explicarían
dicha tendencia, y (ii) la existencia es una potencia, la cual
necesita de actualización de otra causa en el presente. Por tanto, la
existencia de las sustancias requiere ser mantenida en la existencia por
otro, y sin este, ellas cesarían de existir.
P5-. No obstante, es imposible ir hasta el infinito en una serie
jerárquica de actualizadores actualizados compuestos
Existen dos clases de series causales: la lineal y la
jerárquica. También se les conoce respectivamente por
serie accidentalmente ordenada y
serie esencialmente ordenada. La causalidad lineal se puede
entender como aquella que
se extiende continuamente en el tiempo hacia atrás de manera lineal. Por ejemplo, un café se enfrió por la temperatura del cuarto. El cuarto
se enfrió por el aire acondicionado. Este se encendió gracias a que se
presionó un botón y, a su vez, se presionó el botón porque se tuvo el
deseo de enfriar el ambiente por el calor. Ese deseo se produjo por el
efecto de calor sobre la piel de la persona, y dicho efecto se debe a los
rayos del sol, etc. Como podemos ver, en esta serie causal las causas se
extienden en el tiempo hacia atrás infinitamente, es decir tenemos A que
provoca B en t(0), que a su vez B provoca C en t(1), C
provoca D en t(2), etc.
En cambio, la causalidad jerárquica es bastante diferente, esta se
extiende verticalmente en un punto del tiempo,
en un solo instante del tiempo. Volviendo al café, este está a
una distancia considerable del suelo, ¿por qué? porque es sostenido por
la mesa, ¿por qué? porque la mesa se sostiene del suelo, y esta, a su
vez, es sostenida por los fundamentos de una casa y estos son sostenidos
por la tierra. Como podemos observar, esta serie se extiende
verticalmente en un mismo punto de tiempo, donde A causa B, B causa C, C
causa D: todo en un mismo instante t(n).
Además del cómo se extienden en el tiempo, otra diferencia entre la
causalidad lineal y jerárquica es que la primera no necesitaría un primer
miembro
5, mientras la segunda sí. Si vemos otra vez el ejemplo de causalidad
lineal podremos ver que la serie podría ir hacia el infinito lógicamente
sin que haya un primer miembro en un sentido temporal. El mundo
material, por ejemplo, siempre pudo haber estado ahí, nunca hubo un primer
miembro que empezara este tipo de serie.
Pero ¿por qué la causalidad jerárquica sí necesita un primer miembro?
Porque lo que hace que una serie causal sea jerárquica es la
dependencia que tienen los miembros posteriores con los anteriores.
La taza no tiene por sí misma ninguna capacidad de mantenerse a un metro
del suelo; está ahí solo porque la mesa la sostiene. Pero la mesa
tampoco tiene ningún poder de sostener la taza en esa posición, esta se
caería si no fuera sostenida por el suelo, pero el suelo solo se sostiene
gracias a los fundamentos de la casa y estos son sostenidos por la tierra.
La mesa, el suelo, los fundamentos, no tienen ninguna capacidad para poder
sostener nada en la medida en que lo derivan de la tierra. Se podría decir
que son instrumentos, que solo pueden hacer su trabajo en la medida en que
lo derivan de algo más.
Esto es lo que diferencia una serie causal jerárquica de una lineal. En la
serie lineal, el café se seguiría enfriando por el ambiente del cuarto aun
si nos retiráramos de este o si nos diera un ataque al corazón después de
prender el aire acondicionado. Sin embargo, en la jerárquica, si el suelo
colapsa, la mesa caerá con él y, como resultado, la taza caerá. Por
esta razón, una serie causal jerárquica ha de tener un primer miembro,
mientras que una serie lineal no le es necesaria tenerlo. Ya que la mesa,
el suelo y los fundamentos no tienen ningún poder por sí mismos para
sostener la taza, la serie no podría existir en absoluto a menos que
hubiera algo que sí tuviera el poder de sostener estos intermediarios (y a
la taza), sin que este tuviera que ser sostenido por otro. Si son algún tipo de instrumentos, entonces tienen que ser instrumentos
respecto de algo.
O, en otras palabras, dado que tienen solo un poder derivado para sostener
la taza, entonces tiene que haber algo de lo cual deriven dicho poder,
algo que no necesita derivarlo de otra cosa, sino que lo tenga por sí
mismo. Por lo tanto, el tipo de primera causa que ha de tener una
serie jerárquica es una causa que posea el poder de producir sus efectos
de un modo no-derivado y no-instrumental, es decir, ser aquello que pueda
actualizar una potencia sin tener que ser él mismo actualizado.
Ahora bien, y por adelantar una posible objeción al respecto: no podemos
aducir que es en virtud de la misma cantidad de miembros lo que
explica o sostiene esta clase de serie causal. Por poner un ejemplo: si
una mesa por sí misma no tiene ningún poder causal para sostener la taza
en alto, por ende, una serie infinita de mesas sería sencillamente inútil.
Si tal serie existiera, tendría que haber algo fuera de la misma serie que
pudiera impartirle el poder para sostener la taza. Cuando se nos dice
que una serie causal jerárquica ha de tener un primer miembro, no se
quiere decir «primero» en el sentido de que va antes del segundo, tercero,
cuarto, etc., sino que es «primero» en el sentido de tener poder causal
inherente o incorporado, mientras el resto lo tienen solo de modo
derivado. Es esto lo que hace que los demás miembros sean secundarios y no
primarios.
P6-.
Por lo tanto, tiene que existir, al menos, un actualizador
puramente actual (i.e., no compuesto de acto y potencia)
Si existe un primer actualizador, este ha de tener las siguientes
características de acuerdo con lo dicho anteriormente: (i) no
pasa de la potencia al acto, es decir, está en acto de manera no
actualizada; como es acto no-actualizado, (ii) no es un compuesto
de acto y potencia; como estamos hablando de una serie jerárquica,
(iii) este actualizador tiene su actualidad de manera no derivada,
y, por tanto, (iv) es puramente actual. De esta forma, podemos
llamar a esta primera causa o actualizador como Motor Inmóvil o Acto Puro
(siguiendo a Aristóteles).
P7-. El actualizador puramente actual posee los atributos divinos clave,
es decir, es Dios
Este actualizador no-actualizado se ha de identificar necesariamente con
lo que comúnmente llamamos «Dios». Esto es así porque le corresponde los
atributos divinos clave
6, los cuales son:
- Inmutabilidad.
- Inmaterialidad.
- Eternidad (esto es, atemporalidad).
- Perfección máxima.
- Unicidad.
- Omnipotencia.
- Personalidad (es decir, es un ser personal).
- Omnisciencia.
Si esto es efectivamente así, «el problema de la brecha» (
the gap problem)
7, desaparece en tanto que existe ciertos atributos que ameriten
llamar a esta causa como Dios. En lo sucesivo, explicaremos por qué a esta causa le corresponde cada
uno de estos atributos.
Inmutabilidad e inmaterialidad
Esta causa, al mantener la existencia de las cosas, no puede ir de la potencia al acto, es
decir, no tiene potencialidad alguna: es Acto Puro y, por lo tanto, es inmutable. Es
inmutable en tanto que ser mutable significa pasar de la potencia al acto; por lo tanto, la
inmutabilidad significa actualidad pura.
Ser material implica ser mutable (esto es, cambiar) y existir en el tiempo. Esta causa (al
ser inmutable) debe de ser inmaterial, lo cual implica incorporeidad. En efecto, así
argumenta santo Tomás de Aquino la imposibilidad de que Dios sea cuerpo, con base en
la pura actualidad de Dios y a la potencialidad de la materia (cf., Summa Theologiae, I,
q.3, a.1, co.).
Eternidad/atemporalidad
Primeramente (y como diría san Agustín de Hipona), ¿qué es, pues, el tiempo? «Como
en todo movimiento hay sucesión, y una de sus partes viene después de la otra, contando
el antes y el después del movimiento, conseguimos la noción de tiempo, que no es más
que el número de lo anterior y de lo posterior en el movimiento» (S. Th., I, q.10, a.1, co.). Como existir en el tiempo implica mutabilidad (i.e., la capacidad de cambiar), esta causa
debe estar fuera del tiempo y, por lo tanto, debe de ser eterna porque el tiempo está ligado
al movimiento.
¿Qué significa eternidad? «…El concepto de eternidad consiste en la concepción de la
uniformidad de lo que está absolutamente exento de movimiento… Así, pues,
entendemos la eternidad partiendo de dos aspectos. El primero, referido a lo que se da en
la eternidad y que es interminable, esto es, carente de principio y de fin (a lo cual se refiere
al término). El segundo, referido a la misma eternidad como carente de sucesión, esto es,
siendo toda ella simultaneidad» (Ibid.).
Perfección máxima
Si tomamos el concepto de defecto como privación, es decir, la ausencia de un rasgo que
le pertenece a una entidad x por naturaleza. En otras palabras, el fracaso de una potencia
de x. Entonces, algo es perfecto en la medida en que tiene sus potencialidades
actualizadas, y carece de privaciones. Así, una causa que es actualidad pura tiene
perfección máxima.
Básicamente, si el primer miembro de la serie es Acto Puro (lo que significa de por sí
perfección), este será máximamente perfecto: «…El primer principio activo precisa en
grado sumo estar en acto; y consecuentemente también en grado sumo ser perfecto» (S.
Th., I, q.4, a.1, co.).
Unicidad
Solo puede haber dos o más ejemplares si hay algo que los diferencie, algo que uno de
ellos tenga y el otro no; en otras palabras: solo si uno de ellos tiene una imperfección. No
obstante, no puede haber tal cosa en algo puramente actual. Es decir, un tipo de cosa se
puede diferenciar con base en alguna privación o perfección que uno de ellos tenga y el
otro no.
Esto se puede plantear como un argumento en contra del politeísmo: «Dios contiene en
sí mismo toda la perfección del ser. Si hubiera muchos dioses, entre ellos debería haber
diferencia. Algo le correspondería a uno que no tendría otro. Y si este algo fuese la
privación, no sería absolutamente perfecto. Y si este algo fuese la perfección, a otro le
faltaría. Luego es imposible que haya muchos dioses» (S. Th., I, q.11, a.3, co.).
Omnipotencia
Con poder de un objeto nos referimos que el poder es
aquella capacidad que tiene una cosa para actualizar una potencia. Sabiendo que el
actualizador no actualizado es la fuente de poder actualizador de todas las demás cosas
existentes, podríamos decir que tiene todo el poder posible, es decir, es omnipotente.
Como dice Tomás de Aquino: «…Pensándolo correctamente, como el poder se refiere a
lo posible, al decir que Dios todo lo puede, lo más correcto es entender que puede todo lo
que es posible [esto es, lo que no implica contradicción], y por eso es llamado
omnipotente» (S. Th., I, q.25, a.3, co.).
Personalidad y omnisciencia
El ser personal o «tener» personalidad (o, también, el ser un ente intelectual) implica tres
cosas:
- Aprehender conceptos abstractos (o, en términos lógicos, ideas).
- Poder juntar esos conceptos y poder formar pensamientos complejos (o, en
términos lógicos, juicios).
- Aquella capacidad que se tiene para inferir de pensamientos de otros
pensamientos (o, en términos lógicos, raciocinios).
La existencia de estas tres cosas presupone que dicha entidad que tiene esas capacidades
posee inteligencia. Si esta causa posee inteligencia, se sigue entonces que también es una
persona.
Para demostrar eso, recurramos primero a otro principio de causalidad:
principio de
causalidad proporcional. Este principio establece que todo aquello que se encuentra en
el efecto debe de estar de una forma u otra en su causa, aunque no sea siempre del mismo
modo
8. Lo que se encuentra en un efecto
debe de estar en su causa. Está en la causa en
una de estas tres maneras: formal, virtual o eminente.
Para entender esto de una mejor forma, pongamos un ejemplo con billetes (Feser, 2021b). Si yo tengo actualmente o a mano un billete de $20, y te los doy, ese billete que ahora
está en ti (efecto), decimos que está en mi (causa) formalmente. Lo que está en el efecto,
está en la causa de manera formal, o, dicho de otra forma: lo que la causa tiene
formalmente es la forma o patrón de cierta cosa, y yo causo que tú también poseas dicha
forma. Si yo no tengo actualmente o a mano el billete, pero lo tengo al menos en mi cuenta
bancaria y te puedo firmar un cheque para dártelo, se puede decir que lo que está en el
efecto está en la causa virtualmente; no tengo el billete, pero tengo el poder de
conseguirlos.
Ahora, si no están en mi alcance ninguna de estas formas, y, por ende, no
tengo el billete, pero si puedo hacer que «exista» el billete, entonces podríamos decir que
tengo el billete
eminentemente. ¿Cómo puedo hacer que exista? Tal vez puedo hacer lo
posible para que el Estado me permita imprimir mis propios billetes de $20. Así, aunque
yo no tenga ningún billete ahora mismo, tengo la capacidad de hacer que existan, y no
solamente la capacidad de adquirirlos
9.
Ahora bien, en nuestro caso estamos hablando de la primera causa de todo cuanto existe. Dicha causa puede traer a la existencia multitud de clases de cosas, como árboles, gatos,
perros, sillas, humanos, etc. Esto es, «causar que algo exista es sencillamente causar algo
que tenga una determinada forma o que encaje en un determinado patrón» (Feser, 2021b, p.27). Por tanto, y aplicando el principio de causalidad proporcional, las formas de las
cosas están en esta causa de algún modo. Pero las formas de las cosas tienen que estar de
forma abstracta en dicha causa porque es causa de todo aquello que se ajuste a una forma,
están eminente o virtualmente (porque la causa no se identifica con las formas, pero es
causa de las cosas que «instancían» estas formas [como un cierto gato]).
Es decir, en la
primera causa no puede estar la forma o patrón de un cierto gato (por ejemplo), sino la
forma de gato en sí por la cual un gato sea un gato independientemente de sus cualidades
específicas. Pero si están de forma abstracta, la primera causa posee inteligencia. No solo
eso, también es causa de las distintas relaciones que mantienen dichas formas entre sí,
por ejemplo, todos los hombres son mortales; no solo es causa de este hombre, sino de
las relaciones que guardan los hombres. «Así, tiene que haber algún sentido en el que
también estos efectos existan en la causa puramente actual, y tiene que ser de un modo
que tenga que ver con la combinación de las formas o patrones que existan en ella» (Feser,
2021b, p.27).
Digamos, entonces, que las formas son como nuestros pensamientos; están
en la primera causa de forma análoga a nuestros pensamientos. Por lo tanto, esa causa
tiene personalidad o es personal en tanto que es inteligente. Dado que tiene inteligencia, se sigue que esta causa es omnisciente. En la medida en que
es causa inteligente de todo cuanto existe, se sigue que lo conoce todo. Así, es omnisciente
además de inteligente.
Si todo lo que se ha dicho hasta este punto es verdadero, la conclusión es también
verdadera, es decir, Dios existe. No obstante, a continuación, veremos rápidamente
algunas objeciones.
Objeciones
Si el primer motor inmóvil es Dios, ¿cómo pudo mover sin ser
movido?
Hay dos maneras de entender esta objeción:
- El primer motor inmóvil debería de experimentar un movimiento (lo cual llevaría
a una contradicción) al ser el fundamento del movimiento de los demás motores.
- Que el concepto de motor inmóvil que mueve no tiene sentido porque, por
definición, algo inamovible no puede actuar. En otras palabras, ¿cómo algo «inmóvil» puede mover? ¿No es algo contradictorio el concepto de motor inmóvil
que se mueve?
El primero nos dice que el hecho de actualizar una potencia también es una forma de
experimentar un cambio. La segunda nos dice que el concepto de motor inmóvil que
mueve es intrínsecamente absurdo, pues si el primer motor no se mueve entonces no actúa
de ningún modo.
1-. Esto es una ignorancia de los términos aristotélicos. Si entendemos bien todos los
conceptos y premisas del argumento veremos que, Dios, al ser el actualizador puramente
actual, no experimenta ningún cambio, ya que carece de toda potencialidad y, por lo tanto,
puede generar cambios sin ser cambiado. Podríamos decir que sí tiene potencialidades.
Sin embargo, esto solo sería una forma de llevar la cuestión un paso más atrás, pues no
responde la pregunta «¿cuál es el fundamento que explica el cambio?». Si ese motor
inmóvil tiene potencialidades, no es realmente un motor inmóvil y habría que explicar
esas potencialidades remitiéndose a una causa distinta, pero ya vimos que no se puede
postular una regresión hacia el infinito, por lo tanto, tiene que haber un actualizador
puramente actual.
Aunque el argumento comienza preguntando qué explica el cambio que observamos en
el mundo que nos rodea, el argumento pasa a la pregunta qué explica la existencia en
cualquier momento de las cosas que sufren cambios. Entonces, el retroceso de los
actualizadores que nos interesa es, en última instancia, un retroceso de los actualizadores
de la existencia de las cosas. De este modo, el primer actualizador de la serie es «primero»
en el sentido de que puede actualizar la existencia de otras cosas sin que su propia
existencia deba actualizarse.
2-. No existe ningún problema en el concepto de motor inmóvil que mueve, ya que la
inmovilidad se refiere a la carencia absoluta de potencialidades. Tal vez uno se anime a
replicar diciendo que «la carencia de potencialidades es una forma de
inmovilidad absoluta», pero esto también cae en un absurdo: presupone que el motor
inmóvil es solo un objeto abstracto sin intencionalidades, pero ese no es el tipo de ser que
concluye el argumento, ya que concluye satisfactoriamente en que es Dios. Entonces,
Dios no se mueve al crear, pues sería bastante incongruente pensar que alguien que está
fuera del espacio-tiempo se mueva. Siendo omnipotente, perfectamente puede crear sin
necesidad de moverse o de experimentar algún tipo de mutación o cambio, siendo esta la
creación ex-nihilo. Por usar una analogía: un pintor omnipotente plasma su idea en un
cuadro sin necesidad de tomar una brocha e impregnarla en su pintura; lo haría con solo
pensarlo.
Ley de la inercia y Dios
De acuerdo con la ley de inercia de Newton, un cuerpo en movimiento permanecerá en
tal estado a menos que fuerzas externas actúen sobre ella. Es decir, el movimiento de un
cuerpo puede suceder sin necesidad de otro cuerpo que actúe sobre dicho cuerpo. Así, el
cambio o movimiento puede suceder sin una causa que la motive.
Respuesta: la objeción está mal planteada por las siguientes razones: (
i) la primera ley de
Newton nunca habla en términos metafísicos, como lo es el principio de causalidad; (
ii)
dicha ley solo describe eventos ordenados en el tiempo, es decir, hace referencia a las
series causales lineales, mas no a la jerárquica
11; (
iii) si no habla en términos metafísicos, solo
describe cómo son las cosas, por tanto, no explica lo que en realidad
presupone (a saber, el principio de causalidad)
12.
El cambio/movimiento es mucho más que el movimiento local (el cual es descrito por la
ley de Newton), ya que dicha clase de cambio no agota todo lo que el movimiento es. El
cambio es fundamentalmente un cambio metafísico. Por dicho motivo, la objeción
simplemente yerra el punto.
Referente a (ii), la ley de Newton describe eventos ordenados en el tiempo: por ejemplo,
el movimiento de las moléculas mientras el café da vueltas en una taza. Pero el argumento
que hemos estado examinando se pregunta en última instancia acerca de qué actualiza la
potencia de una cosa para existir en cualquier momento particular.
Otro punto que se podría realizar a la objeción es que la física no nos da una explicación
exhaustiva de la realidad. En efecto, más que dar una explicación exhaustiva (esto es,
completa) de la naturaleza, realiza una abstracción «de todo aquello que no pueda ser
“matematizado”» (Feser, 2021b, p.38), como lo son las nociones metafísicas aristotélicas
(a saber, las nociones de acto y potencia, que, en esencia, conforman la causalidad
aristotélica). Por otra parte, más que refutar nociones propiamente metafísicas, la ley de
Newton simplemente refleja el carácter cualitativo de la naturaleza, del carácter intrínseco
de las entidades naturales. Como tal, dicha ley abstrae matemáticamente dicho carácter,
lo cual no implica que sea inexistente; simplemente «provee una descripción matemática
del movimiento apropiada para propósitos predictivos sin preocuparse acerca de los
orígenes del movimiento o de la naturaleza intrínseca de aquello que se mueve» (Feser,
2021b, p.38).
Por tanto, la mecánica newtoniana no refuta el principio de causalidad, y tampoco podría
en principio refutarlo. No más que lo que un detector de metales puede decirnos acerca
de la existencia de la madera, roca y agua.
P3 no está justificado adecuadamente
Joe Schmid (2021) ha argumentado que se ha de demostrar que toda actualidad es
efectivamente actualizada. En efecto, P3 no está adecuadamente justificada en tanto que
P2 (el principio de causalidad) no rechaza dicha posibilidad. Si lo consideramos, dicho
principio solo demanda que, para todo paso de la potencia al acto, haya un
actualizador. No obstante, no demanda que toda actualidad actualmente actual requiera
de una actualización causal eficiente. Por ejemplo, consideremos la existencia actual del
agua contenida en un vaso. En vez de decir que «la potencia de la materia del agua de
existir es actualizada», se puede decir neutralmente: «la potencia de la materia del agua
de existir es actualmente actual». El agua es actualmente actual, y no está siendo actualizada. No nos está permitido inferir, pues, la actualización del agua de su actualidad
mientras no se justifique.
Además, si existe una actualidad no-actualizada como Dios, alguien que no acepte dicha
premisa podría tomar el ejemplo del agua como otra actualidad no actualizada (a no
ser, de nuevo, que se demuestre).
Respuesta: hay tres problemas con esto (como apuntó Feser [2021a]):
- No es errado decir que la existencia de x está siendo actualizada porque, pese a
que alguien pueda poner en duda si hay una causa de x, en un tiempo t x está
siendo efectivamente actualizado para ser x y no otra cosa;
- Decir que la potencia de la materia del agua de existir es actualmente actual es
incoherente porque sugiere que los materiales constituyentes del agua están al
mismo tiempo y en el mismo sentido en potencia (de ser x) y acto (ser x en acto),
lo cual implica romper el principio de no-contradicción. Es decir, que los
materiales de x son potencia de x y, a su vez, efectivamente x. Lo que se está
diciendo en realidad es que los materiales de x están (al mismo tiempo) en
potencia (de ser x), pero dicha potencia está en acto (ser x) en conjunto, mas no al
mismo tiempo y en el mismo sentido (esto es, los materiales están en potencia de
ser x y, a la vez, x);
- Del hecho de que Dios sea una actualidad no-actualizada, no se sigue que (e.g.) el
agua pueda ser también una actualidad no-actualizada porque existe una brecha
sustancial entre lo que Dios es (i.e., Acto Puro) y lo que las sustancias compuestas
son (i.e., compuestos de acto y potencia). En tal caso, se tendría que demostrar
que todo aquello que no sea puramente actual (i.e., los compuestos acto-potenciales) puede no necesitar de una actualización, lo cual el defensor del
argumento no está compelido a hacer.
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