De entre todos los sistemas filosófico-teológicos que la Iglesia católica más ha elogiado y recomendado es el pensamiento de santo Tomás de Aquino. Francisco Canals Vidal (2019) explica el motivo por la cual esto es así: Tomás sintetizó de forma unitaria las verdades racionales que son válidas perennemente. El Magisterio de la Iglesia reconoce el mérito de Tomás en la elaboración coherente y unitaria de las verdades racionales y sobrenaturales.
Lo que la Iglesia demanda es, no la adherencia a un sistema doctrinal en particular (lo que incluye al tomismo), la admisión de «todo aquello que había sido conocido con certeza por la filosofía antigua y por la cristiana, desde los primeros tiempos de la Iglesia». Pero es en la figura de Tomás en donde se reconoce la síntesis de estos conocimientos en un «edificio tan proporcionado y tan sólido» (p. 15; lo citado proviene de la Allocutio de Pío XII de 1953 a los profesores de la Universidad Gregoriana).
Se reconoce a santo Tomás como autoridad al recomendarse con total preferencia la doctrina suya en la orientación metodológica y doctrinaria de la teología, y en la restauración de la filosofía cristiana, en la encíclica de Aeterni Patris de León XIII. En estas líneas mencionadas se basa el juicio de Juan Pablo II:
... El Papa León XIII con su Encíclica Æterni Patris dio un paso de gran alcance histórico para la vida de la Iglesia. Este texto ha sido hasta hoy el único documento pontificio de esa categoría dedicado íntegramente a la filosofía... Más de un siglo después, muchas indicaciones de aquel texto no han perdido nada de su interés tanto desde el punto de vista práctico como pedagógico; sobre todo, lo relativo al valor incomparable de la filosofía de santo Tomás. El proponer de nuevo el pensamiento del Doctor Angélico era para el Papa León XIII el mejor camino para recuperar un uso de la filosofía conforme a las exigencias de la fe. (Fides et Ratio 57)
Esto no es igual a una imposición del sistema tomista como doctrina oficial de la Iglesia, ni es tampoco una obligación a asentir a todas sus proposiciones. No obstante, lo que sí se exige, en cierto modo, es «la unidad en lo necesario», mientras se reconoce una «libertad en lo dudoso u opinable», distinción que se refleja en la diferencia entre las verdades reveladas en conjunto con las verdades naturales que están en conexión con aquellas (las cuales se demandan como de afirmación obligatoria) y las opiniones filosóficas y teológicas que se han desarrollado a lo largo de los siglos.
Esto también se ve en estas palabras de Pío XI en la encíclica Studiorum Ducem:
Sea cosa santa para cada uno lo preceptuado en el Código de Derecho Canónico, a saber, que los profesores traten absolutamente los estudios de filosofía racional y de teología, y la instrucción de los alumnos en estas disciplinas, según el método, la doctrina y los principios del Doctor Angélico y sosténganlos religiosamente; aténganse todos de tal modo a esta norma que puedan llamarle verdaderamente su maestro, pero no exijan unos de otros más que lo que de todos exige la Iglesia, Maestra y Madre de todos; pues en las materias en las que se disputa en contrarios sentidos entre autores de la mejor nota en las escuelas católicas, no se le ha de prohibir a nadie que siga la posición que le parezca más verosímil. (Canals Vidal, 2019, p. 16)
Entonces, lo que es suma importancia en la doctrina tomista no es lo que hay de opinable en ella, sino lo que hay de capital o de importancia: «... El conjunto de principios ciertos obligatorios para todas las escuelas católicas» (p. 17). Estos principios no son de santo Tomás, sino de todo pensador cristiano, y bajo las cuales se fundamenta el edificio sintético de Tomás.
En esta unidad de síntesis, Tomás condensó, de acuerdo con Canals Vidal (2019), en la tradición del pensamiento cristiano, el pensamiento aristotélico con el agustiniano, con la metafísica del espíritu humano como imagen de la Santa Trinidad, y la herencia del neoplatonismo cristiano de los Padres griegos de la Iglesia (p. 17).
Es por estos motivos que la Iglesia ha recomendado especialmente a santo Tomás, en cuanto expresión de la unidad sintética de las verdades de fe y naturales.
Referencias
Canals Vidal, F. (2019). Tomás de Aquino. Un pensamiento siempre actual y renovador (Segunda ed.). Ediciones Cor Iesu.
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